
Manuel Osa Nsue Primer Ministro de Guinea Ecuatorial
Las recientes declaraciones de Ignacio Nzi Bico Etunu, alias Chikinene, han destapado una cloaca de corrupción que no solo huele a podrido, sino que gotea sangre. ¿Cuántas personas han muerto en Guinea Ecuatorial por la falta de recursos mientras unos pocos se enriquecen con préstamos millonarios sin garantías.
Chikinene, un hombre con deudas millonarias y conexiones poderosas, ha señalado a Manuel Osa Nsue, actual Primer Ministro y exdirector general de BANGE, como el facilitador de créditos irregulares a empresas fantasmas como Wayang Teknical Soluções Global Guinea Ecuatorial SL.
¿Cómo es posible que un alto funcionario, ahora Primer Ministro, haya permitido semejante desfalco? ¿Qué recibió a cambio? ¿Dinero, poder, o simplemente la impunidad de saberse intocable?
Chikinene, un personaje que parece salido de una novela de crimen organizado, ha admitido que los favores en Guinea Ecuatorial siempre tienen un precio. En este caso, el precio fue un préstamo de 2.000 millones de FCFA a José Luis Romero Ruiz, un empresario español sin capital ni experiencia, pero con amigos en altos cargos.
¿Cómo puede un banco, supuestamente serio, conceder semejante cantidad sin garantías? ¿Dónde estaba el Consejo de Administración de BANGE? ¿Dormían, o simplemente miraban para otro lado mientras el dinero público se evaporaba?
Pero la pregunta más importante es esta: ¿cuántas personas han muerto porque ese dinero, destinado a proyectos públicos, terminó en cuentas extranjeras? ¿Cuántos hospitales sin medicamentos, cuántas escuelas sin recursos, cuántas carreteras sin construir hay detrás de este escándalo?.
La corrupción no es un delito sin víctimas. Cada franco robado es un ladrillo menos en un hospital, un libro menos en una escuela, una vida menos en Guinea Ecuatorial.
Manuel Osa Nsue debe dimitir. No es una sugerencia, es una exigencia. Un Primer Ministro manchado por la corrupción no tiene moral para gobernar. Pero la dimisión no es suficiente.
La Gendarmería Nacional debe investigar a fondo este caso, embargar los bienes de todos los implicados y llevarlos ante la justicia. ¿O acaso vamos a permitir que los corruptos sigan riéndose en nuestras caras mientras el pueblo se muere de hambre?
Chikinene, por su parte, no puede seguir escondiéndose detrás de su cuñado, el todopoderoso Pito. Es hora de que pague por sus deudas, no solo con Getesa y BANGE, sino con la sociedad ecuatoguineana. Sus bienes deben ser embargados, sus cuentas congeladas, y su nombre debe ser sinónimo de deshonra, no de impunidad.
Este caso no es solo un escándalo financiero. Es un crimen contra el pueblo. Y cada día que pasa sin justicia es un día más en el que la corrupción sigue matando. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir viendo cómo los poderosos se reparten el botín mientras el pueblo clama por justicia? La respuesta está en nuestras manos, pero el tiempo se acaba.