El pueblo ecuatoguineano está cansado. La pregunta es inevitable: ¿cuántos sacrificios más deben hacerse en silencio mientras aquellos que han convertido la corrupción en su estilo de vida disfrutan de lujos a expensas de la nación? En un país donde miles de familias luchan diariamente por lo básico, es indignante que figuras como “Bello”, conocido tanto por sus escándalos políticos como por su contenido para adultos, vivan una vida de privilegios incluso detrás de las rejas. ¿Qué clase de justicia es esta, que protege a quienes deberían responder ante la ley?
Mientras el pueblo malvive, ¿deben seguir financiando el estilo de vida de los que saquean los recursos nacionales? ¿Por qué personajes como “Bello” tienen el descaro de organizar «fiestas» en prisión, un espacio que debería ser sinónimo de castigo, no de excesos? Esto no es un simple caso de corrupción, es una ofensa, una burla a la dignidad de cada ecuatoguineano que apenas puede permitirse el pan mientras observa cómo otros disfrutan de lujos ilícitos.
¿Por qué la justicia es tan selectiva en Guinea Ecuatorial? Es hora de que el pueblo se haga esta pregunta sin miedo: ¿quién protege a “Bello”? ¿Quién financia sus lujos y su “seguridad” incluso en prisión? Y lo más inquietante: ¿a cambio de qué? En un país donde muchos ciudadanos languidecen sin servicios médicos adecuados, quienes saquean el país siguen recibiendo tratos privilegiados. Esto es un ultraje a la dignidad y al sacrificio de quienes sobreviven con lo poco que tienen.
¿Indiferencia o parálisis emocional?
Los escándalos de corrupción se han vuelto tan comunes como la indiferencia. ¿Será que el pueblo ha sido sometido a un estado de parálisis emocional, incapaz de reaccionar ante la injusticia que ocurre a plena vista? Cada vez más ciudadanos levantan la voz: recientemente, un grupo de ecuatoguineanos solicitó alternativas para evitar el uso de dinamita en una isla. ¿La respuesta del gobierno? Silencio, y peor aún, detenciones de padres de familia por intentar proteger su tierra. ¿Es tan peligroso para el gobierno escuchar a su propio pueblo?.
La cuestión aquí no es la vida privada de “Bello” ni sus actos personales; es el origen del dinero con el que financia sus lujos. ¿Cuántos millones robados van a parar en fiestas y coches de lujo mientras la población muere sin medicinas? ¿Cuántas familias podrían sobrevivir con ese dinero? Este es un ultraje directo a la dignidad de quienes trabajan y luchan honradamente cada día.
Despertar es la única opción
El llamado es claro: las generaciones jóvenes deben despertar. Es el momento de cuestionar, de demandar, de rechazar promesas vacías y actuar. ¿Queremos ser espectadores de este “teatro de poder” donde se miente sistemáticamente al pueblo, donde los grandes peces están protegidos mientras los ciudadanos de a pie son condenados a la miseria?
¿Hasta cuándo seguirá el pueblo de Guinea Ecuatorial siendo rehén de los intereses de unos pocos? ¿Hasta cuándo los recursos del país servirán para llenar los bolsillos de corruptos y sus extravagancias? El silencio solo beneficia a quienes temen la verdad. Ha llegado el momento de hablar, de exigir respuestas y de construir un país donde nadie, ni siquiera el “Bello” de turno, pueda vivir a costa del sufrimiento de todos.
Artículo de opinión. Este medio no se hace responsable de las interpretación de los lectores.
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