
FIFA y CAF ponen la mira sobre Guinea Ecuatorial por posibles violaciones a los derechos de sus jugadores y del seleccionador Juan Micha
La selección nacional de Guinea Ecuatorial vuelve a estar en el centro de la polémica. Lo que comenzó como un desacuerdo interno entre los jugadores y la Federación Ecuatoguineana de Fútbol (FEGUIFUT) podría transformarse en un caso de alcance internacional con posibles sanciones por parte de la FIFA y la Confederación Africana de Fútbol (CAF).
El conflicto estalló durante la reciente ventana clasificatoria para la Copa del Mundo, cuando los jugadores convocados se negaron a viajar horas antes del encuentro contra Malawi, alegando falta de descanso y condiciones logísticas inadecuadas que ponían en riesgo su salud y rendimiento.
Lejos de mediar o buscar una solución técnica, la federación reaccionó con dureza: suspendió al seleccionador nacional Juan Micha, quien había respaldado la decisión de sus futbolistas, y desconvocó a 16 jugadores internacionales, sustituyéndolos por futbolistas locales sin justificación ni expediente formal.
Fuentes próximas al equipo confirman que el propio Micha había advertido sobre el riesgo de viajar de madrugada para disputar un partido internacional sin tiempo de recuperación.
Según los reglamentos de la FIFA, las federaciones deben liberar y desplazar a los jugadores con “un tiempo razonable de descanso y preparación antes de los partidos internacionales”, además de garantizar condiciones adecuadas de seguridad y alojamiento.
Estas disposiciones, recogidas en el Anexo 1, artículos 1.4 y 1.5 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, son de cumplimiento obligatorio.
En consecuencia, la decisión de forzar el desplazamiento del equipo sin asegurar el bienestar físico de los convocados vulnera los principios fundamentales del fútbol internacional, y la represalia posterior —suspender a quienes se negaron a participar— podría constituir una violación del Código Ético y del Código Disciplinario de la FIFA.
Estos textos prohíben expresamente cualquier tipo de coerción, intimidación o sanción contra personas que actúan en defensa de sus derechos o su integridad física.
A la controversia se suma un hecho aún más delicado: la intervención directa del Ministerio de Educación, Juventud y Deportes en las decisiones disciplinarias.
De acuerdo con el artículo 14.1.i de los Estatutos de la FIFA, las federaciones nacionales deben administrar sus asuntos “de manera independiente y sin injerencia de terceros”, siendo la intervención gubernamental una de las infracciones más graves en el orden internacional.
Casos similares en otros países africanos han terminado con la suspensión temporal de las federaciones nacionales y la pérdida de representación internacional.
La situación de Guinea Ecuatorial, por tanto, plantea una doble irregularidad: una posible negligencia logística y administrativa por parte de la federación y una interferencia política directa en la gestión del cuerpo técnico.
Ambas acciones, de confirmarse, violan el marco regulador de la FIFA y la CAF, que exige un debido proceso antes de aplicar sanciones disciplinarias y garantiza el derecho de audiencia de los implicados. Ninguno de estos pasos fue cumplido, lo que convierte las medidas adoptadas contra los jugadores y el seleccionador en decisiones arbitrarias y nulas de pleno derecho.
Desde Zúrich y El Cairo —sedes de la FIFA y la CAF—, observadores internos reconocen que el caso está siendo analizado con atención. Las fuentes consultadas señalan que si se demuestra la ausencia de causa disciplinaria y la intervención política, Guinea Ecuatorial podría enfrentarse a multas, pérdida de puntos e incluso suspensión de su federación.
El trasfondo de esta crisis revela, además, un problema más profundo: la falta de respeto por la planificación profesional, el descanso y la autonomía técnica. En pleno siglo XXI, el fútbol africano sigue enfrentando tensiones entre la autoridad política y la independencia deportiva, con consecuencias que afectan tanto a la imagen de los países como al desarrollo de sus selecciones.
Juan Micha, suspendido por anteponer la salud de sus jugadores a los intereses inmediatos de la federación, se ha convertido involuntariamente en el símbolo de una lucha más amplia: la de los profesionales del fútbol que exigen respeto a la ley, a la ética y al propio deporte.
En los próximos días, la FIFA podría solicitar informes oficiales a la FEGUIFUT y al Ministerio de Deportes para esclarecer los hechos. Si las irregularidades se confirman, el caso de Guinea Ecuatorial podría sentar un precedente histórico en la defensa de los derechos de los jugadores africanos y en la independencia de los cuerpos técnicos nacionales.
Redacción BNN África