
En 1807, una organización de misioneros británicos publicó una edición de la Biblia altamente editada para evangelizar a los esclavos africanos.
En pleno siglo XIX, la Iglesia Anglicana editó una versión profundamente manipulada de la Biblia destinada a los esclavos africanos que vivían en las colonias británicas del Caribe y América.
Su nombre oficial fue Select Parts of the Holy Bible, for the Use of the Negro Slaves in the British West-India Islands (Partes selectas de la Santa Biblia para el uso de los esclavos negros en las Indias Occidentales británicas), pero con el tiempo pasó a conocerse como la Biblia de los esclavos.
El objetivo detrás de esta edición no era espiritual, sino político y social: impedir que los esclavos desarrollaran un sentido de libertad o rebeldía que pudiera poner en peligro el sistema esclavista.
Una Biblia con solo lo que convenía leer
Publicada en 1807 en Londres, la Biblia de los esclavos fue cuidadosamente recortada. De los 1.189 capítulos que conforman la Biblia completa, solo incluía alrededor de 232. El resto fue eliminado. Apenas un 10 % del Antiguo Testamento y cerca de la mitad del Nuevo se conservaron.
Los responsables de la edición suprimieron cualquier pasaje que pudiera inspirar esperanza, igualdad o liberación. El libro del Éxodo —símbolo de la huida de los hebreos de la esclavitud en Egipto— desapareció casi por completo. También fueron eliminados los Salmos, con su tono de consuelo y redención, y el Apocalipsis, que habla de justicia divina y renovación.
En cambio, se conservaron fragmentos que promovían la obediencia y la sumisión. Versículos como “Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor” (Efesios 6:5) o “El siervo debe someterse a su amo en todo” (Tito 2:9) se mantuvieron íntegros.
La intención era clara: ofrecer a los esclavos una religión limitada, desprovista de esperanza de cambio, que justificara su sometimiento como algo querido por Dios.
Evangelizar o manipular
La publicación de la Biblia de los esclavos coincidió con el auge del movimiento abolicionista en el Reino Unido, justo el mismo año en que se aprobó la Ley de Abolición del Comercio de Esclavos (1807). Paradójicamente, mientras Londres prohibía la trata de personas, seguía existiendo una fuerte resistencia a liberar a los millones de africanos que ya vivían esclavizados en las colonias.
La edición fue impulsada por la Sociedad para la Conversión Religiosa de los Esclavos Negros Británicos, organización vinculada a la Iglesia Anglicana y apoyada por el obispo de Londres, Beilby Porteus. Aunque Porteus había manifestado simpatías por el abolicionismo, esta iniciativa reflejaba una contradicción: evangelizar a los esclavos, sí, pero sin poner en riesgo el orden económico y social que se sostenía sobre su trabajo forzado.
De esta forma, la Biblia se convirtió en un instrumento de adoctrinamiento. Los misioneros enseñaban a leer a los esclavos utilizando esta versión censurada, presentando la sumisión como virtud cristiana y la obediencia como camino hacia el cielo.
El legado de una manipulación
Hoy, se calcula que solo existen tres o cuatro copias originales de la Biblia de los esclavos. Una de ellas se conserva en la Fisk University, en Tennessee (Estados Unidos), una institución históricamente afroamericana. Otra se exhibe en el Museum of the Bible, en Washington D.C., donde sirve como testimonio del uso de la religión como herramienta de control.
El texto, que fue redescubierto y expuesto públicamente en los últimos años, causa una profunda impresión en los visitantes. Los historiadores coinciden en que no se trata solo de una rareza editorial, sino de una evidencia del poder que la religión puede ejercer en contextos de dominación.
El reverendo Jeremy Schreiber, del Church Mission Society, ha descrito esta Biblia como “una forma de reescribir la palabra de Dios para justificar la opresión del hombre por el hombre”. Y para los estudiosos de la historia africana y afrodescendiente, simboliza cómo el cristianismo fue utilizado no solo para evangelizar, sino también para perpetuar sistemas de explotación.
Un espejo para la memoria
La Biblia de los esclavos nos recuerda que incluso los textos más sagrados pueden ser reinterpretados para servir a los intereses del poder. Su existencia revela la manera en que la palabra divina fue distorsionada para impedir que quienes más sufrían encontraran en ella esperanza y libertad.
Hoy, más de dos siglos después, su contenido continúa siendo objeto de reflexión y crítica. Es un recordatorio de cómo el control espiritual se sumó al físico y económico en uno de los capítulos más oscuros de la historia humana.
BNN ÁFRICA || BBC News Mundo