
El rey de Marruecos, Mohamed VI, pronunció este viernes ante el Parlamento un discurso marcado por la urgencia de emprender “reformas profundas” y reforzar la justicia social, en un contexto de creciente tensión social tras las protestas que en las últimas semanas han protagonizado miles de jóvenes marroquíes.Sin
embargo, el monarca evitó toda alusión directa a las movilizaciones, encabezadas por el movimiento GenZ 212, que desde finales de septiembre ha canalizado el descontento de una generación que exige trabajo, igualdad de oportunidades y dignidad.
En una intervención de menos de ocho minutos, Mohamed VI pidió a los dirigentes políticos “trabajar con diligencia y eficacia” para reducir las desigualdades territoriales, mejorar los servicios públicos —especialmente los sistemas sanitario y educativo— y garantizar que el crecimiento del país “no avance a dos velocidades”. Subrayó que la justicia social “no es un lema vacío ni una prioridad pasajera, sino una orientación estratégica” que debe impregnar todas las políticas del Estado.
El monarca también defendió que no existe contradicción entre los grandes proyectos nacionales, como la organización del Mundial 2030, y los programas sociales esenciales, ya que ambos, dijo, deben contribuir al desarrollo equitativo del país. No obstante, el tono del discurso fue interpretado por amplios sectores de la población como una respuesta evasiva, sin un reconocimiento explícito de la magnitud del malestar que atraviesa Marruecos.
El movimiento GenZ 212 respondió con escepticismo y anunció su intención de mantener la presión en las calles, instando al boicot de productos asociados a “los corruptos” y a no detener las manifestaciones hasta que se adopten medidas concretas para mejorar las condiciones de vida. Las protestas, extendidas ya a varias ciudades del país, reflejan un hartazgo generalizado frente al desempleo juvenil, el aumento del coste de vida y la percepción de una élite política desconectada de la realidad social.
La ausencia de referencias directas a las protestas contrasta con la profundidad del descontento nacional, que ha colocado en el centro del debate temas estructurales como la educación, la salud pública y la distribución de la riqueza. Observadores locales consideran que la respuesta del monarca busca evitar una escalada política, pero advierten que su silencio podría interpretarse como una falta de empatía ante las reivindicaciones de los jóvenes.
Más allá de las fronteras marroquíes, la Generación Z de Marruecos está enviando un mensaje de enorme fuerza al resto del continente. Su determinación y organización están marcando el camino a seguir para la juventud africana, recordándole que son los dueños y señores de su propio futuro.Con
su ejemplo, los jóvenes marroquíes invitan a las nuevas generaciones africanas a tomar las calles pacíficamente para exigir reformas, oportunidades y bienestar, bajo la convicción de que nadie lo hará por ellos.
En medio de tensiones crecientes, el discurso de Mohamed VI representa un intento de recuperar la iniciativa política y promover un clima de diálogo. Sin embargo, el carácter ambiguo de su mensaje podría no ser suficiente para calmar a una juventud que ya no teme reclamar su lugar en la historia de su país y del continente.
Fuente: AP / EFE / El País / El Independiente / Swissinfo / ABC