
Ecuatoguineanos en una de las cárceles de Canarias
Durante los años de la dictadura de Francisco Franco, Guinea Ecuatorial —entonces colonia española— fue escenario de una represión sistemática que afectó a miles de personas. Una de las páginas más oscuras y menos conocidas de ese periodo fue el arresto y traslado forzoso de 150 ecuatoguineanos a cárceles en España, donde fueron explotados como mano de obra sin derechos ni voz.
Este artículo recoge los hechos que marcaron sus vidas: desde las detenciones arbitrarias hasta las condiciones inhumanas que sufrieron lejos de su tierra. Una historia que aún no ha sido reconocida ni por España ni por el gobierno de Guinea Ecuatorial.
Arrestos sin pruebas y represión en su país
A finales de los años 50 y principios de los 60, las autoridades coloniales españolas veían con preocupación el crecimiento de movimientos que exigían la independencia. Para frenar cualquier tipo de oposición, muchos ecuatoguineanos fueron detenidos sin pruebas reales: bastaba con sospechar que alguien apoyaba ideas contrarias al régimen o defendía la libertad.
Las fuerzas coloniales detenían a estas personas en sus casas, en la calle o durante reuniones comunitarias. La mayoría eran jóvenes, estudiantes, activistas, líderes locales o personas simplemente vinculadas a algún pensamiento progresista. Una vez arrestados, eran enviados a centros de detención en lugares como la cárcel de Black Beach, donde comenzaban a sufrir torturas, interrogatorios interminables y maltratos físicos y psicológicos.
El viaje forzado hacia una España hostil
Muchos de los detenidos fueron seleccionados para ser llevados a la península. El traslado se realizaba sin juicio, sin informar a sus familias y sin ningún tipo de derechos. Eran embarcados en aviones o barcos militares, esposados, sin saber adónde iban ni por qué.
Al llegar a España, los repartían entre distintas cárceles del país, como Carabanchel, Burgos o Alcalá de Henares. En esos centros eran tratados como prisioneros políticos y enviados a realizar trabajos forzados. No eran delincuentes, pero eran castigados como tales.
Trabajo esclavo y condiciones infrahumanas
En prisión, los ecuatoguineanos fueron obligados a participar en labores físicas muy duras: construcción de carreteras, obras públicas, agricultura, fábricas y talleres. El régimen franquista los utilizó como mano de obra gratuita, sin respetar ningún derecho básico.
Las jornadas eran agotadoras, la alimentación escasa y las condiciones higiénicas deplorables. Muchos enfermaron o quedaron con secuelas físicas y emocionales para siempre. Además, vivían completamente aislados, sin poder comunicarse con sus familias ni recibir visitas. Algunos nunca supieron si sus seres queridos estaban vivos o muertos.
Soledad, resistencia y olvido
A todo esto se sumaba el desarraigo. Estaban en un país lejano, sin apoyo, rodeados de un idioma y una cultura impuesta. Muchos de ellos jamás habían salido de su comunidad y ahora vivían encerrados, lejos de todo lo que conocían.
Sin embargo, algunos lograron mantener la esperanza gracias a la solidaridad entre presos, compartiendo comida, palabras de aliento o incluso ideas políticas. Resistieron como pudieron, con dignidad, pese al abandono total del sistema.

¿Y después? Silencio, impunidad y ninguna reparación
Tras la independencia de Guinea Ecuatorial en 1968, algunos de estos prisioneros fueron liberados y regresaron, aunque otros nunca volvieron a casa. Sus nombres se perdieron en los archivos o quedaron enterrados en el anonimato. No hubo disculpas, ni indemnizaciones, ni homenajes.
Tanto el gobierno español como el ecuatoguineano han ignorado esta historia. Ninguna institución se ha preocupado por rescatar sus testimonios, ni se han realizado investigaciones oficiales que reconozcan lo que ocurrió.
BNN África: un homenaje para recuperar la memoria
Frente a esta ausencia de justicia y recuerdo, BNN África ha anunciado su compromiso para rendir homenaje a estas 150 personas que fueron deshumanizadas, silenciadas y explotadas por el franquismo. La organización busca rescatar su historia, darles voz y ofrecerles el respeto que nunca recibieron en vida.
Este acto simbólico pretende ser un paso hacia la reparación moral y la recuperación de una memoria que pertenece tanto al pueblo ecuatoguineano como a la historia de España. Reconocer lo ocurrido es esencial para construir un futuro más justo, donde las heridas del pasado no queden ocultas bajo el silencio.
Preguntas que siguen sin respuesta
¿Por qué España no ha reconocido oficialmente a estos hombres como víctimas del franquismo?
¿Por qué Guinea Ecuatorial no ha exigido justicia ni homenaje a sus propios ciudadanos?
¿Qué papel juega el racismo institucional en el olvido de estos hechos?
¿Qué ganaría la sociedad si, por fin, se les diera un reconocimiento digno?
Conclusión
La historia de estos 150 ecuatoguineanos es también una historia de España, de su pasado colonial y dictatorial. Es hora de escuchar, documentar y rendir homenaje. No se trata solo de justicia histórica: se trata de dignidad, de humanidad y de memoria.
Fuentes consultadas
Archivo General de la Administración (AGA), Alcalá de Henares – Fondo: África Occidental Española y Guinea Española.
Siala, Weja Chicampo. La historia silenciada de Guinea Ecuatorial, 2010.
De Madariaga, María Rosa. África versus Franco: Los intereses coloniales en Guinea Ecuatorial (1936–1968).
González Pérez, Jesús. Colonialismo y represión en Guinea Española (1959–1968).
Casanova, Julián. La historia social y política del franquismo.
Redacción BNN ÁFRICA