
Benjamín Netanyahu
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha reconocido públicamente que su gobierno autorizó la transferencia de fondos procedentes de Qatar hacia la Franja de Gaza con el objetivo de fortalecer a Hamás frente a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Esta sorprendente revelación, que ya ha provocado una fuerte polémica tanto en Israel como en el ámbito internacional, pone en evidencia una estrategia de “divide y vencerás” en el conflicto palestino-israelí.
Durante una rueda de prensa, Netanyahu explicó que esta decisión fue aprobada por unanimidad por el Gabinete de Seguridad en 2018. El mandatario justificó la medida como un intento de fomentar divisiones internas entre las facciones palestinas, en un contexto donde la ANP –de línea más moderada– mantenía el reconocimiento y apoyo de la comunidad internacional.
Los fondos, estimados en unos 30 millones de dólares mensuales, fueron transferidos desde Doha a Gaza con el consentimiento del gobierno israelí. Oficialmente, el propósito era aliviar la crisis humanitaria en la Franja. Sin embargo, informes del Shin Bet (servicio de inteligencia interior de Israel) revelan que parte del dinero terminó en manos del brazo armado de Hamás, lo que podría haber contribuido a su fortalecimiento militar.
Las declaraciones de Netanyahu han generado duras críticas por parte de analistas, líderes políticos y organizaciones internacionales. Se cuestiona especialmente el papel que esta financiación pudo haber jugado en el ataque del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás perpetró una ofensiva contra territorio israelí que dejó más de 1.200 muertos.
El informe del Shin Bet advierte que, pese a las señales claras sobre la preparación de ataques por parte de Hamás, las autoridades israelíes no actuaron de forma preventiva. Esta falta de respuesta ha reavivado las acusaciones de negligencia e instrumentalización política del conflicto.
En medio de la creciente presión, Netanyahu ha reiterado que, una vez eliminado Hamás del poder, Israel mantendrá el control total de Gaza, tanto en términos militares como civiles. Esta postura, lejos de calmar las aguas, ha sido interpretada como una muestra más del rechazo a cualquier solución negociada al conflicto.
La revelación también ha reforzado la tesis de que el gobierno israelí ha apostado por dividir al liderazgo palestino para obstaculizar una solución política y mantener el statu quo. Diversos observadores señalan que esta política ha sido contraproducente y ha contribuido a una escalada de violencia en la región.
Con la comunidad internacional observando atentamente, la confesión de Netanyahu marca un nuevo punto de inflexión en un conflicto que lleva décadas sin solución. Las consecuencias políticas y diplomáticas podrían extenderse más allá de Oriente Medio, afectando la posición de Israel en el escenario global.
Fuente: laSexta y redacción de BNN ÁFRICA