Doce tripulantes fueron secuestrados la madrugada del 1 de diciembre en un ataque armado contra el CGas Saturn, un buque transportador de gas licuado de petróleo con bandera portuguesa, cuando navegaba rumbo a Malabo. Según la firma de seguridad marítima Vanguard, el abordaje se produjo a unas 50 millas náuticas al oeste de Mbini, en una operación rápida y coordinada ejecutada en plena oscuridad.

El CGas Saturn, construido en 2003 y propiedad de la empresa danesa Christiania Gas, quedó reducido a solo cuatro miembros de su tripulación original tras el secuestro. Uno de ellos resultó herido, presuntamente por el impacto de una bala perdida, según informó el medio especializado Splash 24/7.

Este nuevo incidente vuelve a poner bajo los focos la vulnerabilidad persistente de las rutas marítimas del Golfo de Guinea. Aunque la piratería ha disminuido de forma sostenida desde su punto álgido en 2010, cuando se contabilizaron 445 ataques, el fenómeno sigue mostrando una capacidad de adaptación que inquieta a las autoridades marítimas. En 2023, los informes internacionales registraron 116 ataques en todo el mundo, reflejando una tendencia menguante, pero aún significativa.

El Golfo de Guinea continúa siendo uno de los entornos más complejos y peligrosos para la navegación comercial. La mayor parte de los ataques se concentra en torno al Delta del Níger, en Nigeria, un enclave históricamente expuesto a redes criminales, milicias y grupos dedicados al secuestro con fines de extorsión.

La Oficina Marítima Internacional confirmó que, entre enero y septiembre de 2025, se reportaron 15 incidentes en esta región estratégica. Diez de ellos tuvieron lugar en aguas territoriales y fueron clasificados como robos a mano armada, mientras que los cinco restantes se ajustaron a la definición internacional de piratería.

El secuestro del CGas Saturn vuelve a subrayar la urgencia de reforzar la seguridad cooperativa en una de las arterias marítimas más relevantes para el suministro energético y el comercio de África Occidental.